¡No hay nada como la libertad! Nada más valioso, más importante y más propio. La libertad es un frágil regalo de Dios por el que vale la pena vivir y esforzarse cada día para conservarla, para morir libres también, sin ningún tipo de ataduras (físicas, psicológicas, emocionales) que nos hagan ser esclavos de algo o de alguien. En lo personal valoro mi libertad y doy gracias por ella como el tesoro más grande que tengo, junto con la vida. En alguna ocasión la consideré aún más importante porque creo que una vida sin libertad no vale la pena ser vivida, (sólo basta recordar cuántos han ofrecido su vida en la búsqueda de la libertad propia e incluso la de otros), pero también sé que la única condición para luchar por la libertad es estar vivo, por eso ahora las coloco siempre en el mismo nivel de importancia.
sábado, 4 de julio de 2009
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