domingo, 5 de julio de 2009

BIBLIOTECAS

Mi idea acerca del paraíso como una enorme y hermosa Biblioteca no es original en lo absoluto, pero no podría concebir mi paraíso personal de otra manera: Un supramundo en el que Dios está sentado a la derecha del Padre y los poetas ubicados a la derecha de Dios, hablando y escribiendo el lenguaje que Él les regaló y que ha quedado grabado en los millones de libros editados a lo largo de la historia de la humanidad y que las Bibliotecas resguardan con pasión y valentía. Mi paraíso ideal sería esta Biblioteca sin fin en la que cada libro pertenecería únicamente a quien lo leyera. Tal es mi emoción al entrar en ellas que cuando lo hago estoy convencida de que todos sus libros me pertenecen y de que, efectivamente, en la tierra misma el hombre ha construído recintos sagrados como estos, que al igual que los museos, son lo más cercano al paraíso.

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