Siempre he pensado que las mejores cosas de esta vida, las que realmente valen la pena son todas aquéllas que no podremos llevarnos en el momento de la ausencia definitiva. Este blog está particularmente dedicado a las cosas que sí podré llevarme conmigo y lo ideé no solamente como un recuento de esas cosas, sino como un homenaje, lleno de agradecimiento, a la vida misma. Aunque se supone que la mayoría de los elementos que pertenecen a mi lista no pueden ser clasificados como objetos tangibles (ni siquiera como objetos), he incluído algunos que lo son, en el entendido de que en estos casos lo que ha de tomarse en cuenta no es en sí la parte física lo que me inspira amor, pasión o afecto, sino las sensaciones o sentimientos que me producen. Finalmente, cuando pienso específicamente en lo que ha de irse conmigo cuando tenga que partir, los objetos en sí se reducirán solamente a imágenes, pero los sentimientos por ellos producidos acompañarán a mi alma allá en la vida eterna.
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